“¿Andarán dos juntos sino se han puesto de acuerdo?” Amós 3:3
INTRODUCCIÓN
El noviazgo es un proceso natural que antecede a un posible matrimonio. En esta etapa se construyen los vínculos afectivos de la pareja, cuya unidad la establecen los sentimientos. En esta parte afloran la interacción incipiente, la confianza y la comunicación. Asumiríamos que en este periodo, una pareja seria y responsable valora y respeta los sentimientos, opiniones e intereses del otro.
En este artículo, expondremos seis puntos esenciales que coadyuvaran a mantener una relación conyugal plena y saludable.
Una interrogante que deben considerar los novios antes de contraer matrimonio, es:
¿LOS DOS DESEAN TENER HIJOS?
Desde los albores de la humanidad hubo personas que descartaron la procreación por no convenir a sus intereses, o algún otro inconveniente.
El libro de Génesis expone: “Y sabiendo Onán que la simiente no había de ser suya sucedía que cuando entraba a la mujer de su hermano vertía, por no dar simiente a su hermano”. Génesis 38:9. A pesar de ser un mandato establecido por Jehová, -y según el sistema de ese tiempo- Onán desposado con la viuda, desobedeció la orden de proveer simiente a la viuda de su hermano, derramaba el semen a la tierra una vez que eyaculaba. No ahondaremos en este episodio, por no ser el carácter de este artículo, solo asumimos que en Onán no privaba el deseo de ser padre, aún a costa de su propia vida.
Hoy en día, en algunos jóvenes prevalece la determinación de Onán de prescindir de la procreación. Obviamente, se debe a factores en el que destaca, entre otros, lo económico como lo expone la siguiente nota: “De hecho, una de las principales causas que explica el descenso de la natalidad es estrictamente económico; la pandemia sumergió a miles de jóvenes por debajo del umbral de la pobreza, ascendiendo la cifra total a casi millón y medio de personas entre 16 y 24 años en situación de riesgo”. De allí el popular término: dink que se traduce como: “Doble sueldo, no niños”.
Esta parte de renunciar a la multiplicación del género humano, no es fácil; debe existir antes un estudio del renglón económico de la pareja, o simplemente no desear compromisos en la crianza de los niños. Debe ser de acuerdo mutuo.
A la inversa, si la pareja desea tener hijos, la decisión será de ambos. No obstante, la orden divina de:
“Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra de su simiente”. Génesis 1:28, insistimos, la libertad de procrear hijos,

recae en la decisión de ambos cónyuges, ¿cuántos hijos tener y con qué frecuencia?
Todos los aspectos relacionados con la sexualidad humana funciones y procesos del sistema reproductivo deben ser coherentes con la propia dignidad de ambos de una manera responsable. “Pero hágase todo decentemente y con orden”. 1ra Corintios 14:40.
Otro aspecto a definir es:
¿CUÁLES SON LAS OBLIGACIONES ECONÓMICAS DE LA PAREJA?
La responsabilidad del hogar por normas culturales recae en el hombre; pero independientemente si la esposa trabaja o no, ¿cómo lidiará con la administración del hogar? Entre los proyectos pre matrimoniales destaca el uso racional del dinero a lo interno de la casa, y en esa instancia la cónyuge juega un papel preponderante.
En este tiempo post pandemia, la vida se ha tornado difícil, escasez, falta de empleo, productos e insumos con precios prohibitivos, de allí la responsabilidad y el compromiso de la futura esposa que, “como mujer sabia erige su casa”. Proverbios 14:1; es decir, funda su hogar en función de una categoría de especial importancia; y el poder de su eficacia la convierte en “La mujer virtuosa corona de su marido”. Proverbios 12:4. Adquiridas estas habilidades va en búsqueda de ser:
“Mujer fuerte, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepuja largamente a las piedras preciosas. El corazón de su marido está

en ella confiado, y no carecerá de ganancias; lo de ella bien y no mal todos los días de su vida”. Proverbios 31:10-12.
¿Cómo aportará ganancias a su hogar? No derrochando el dinero en cosas ostentosas que no satisfacen las necesidades del hogar. Este tiempo exige austeridad y ahorro para suplir imprevistos.
Al esposo: “Y además, de cierto os digo que todo hombre que tiene la obligación de mantener a su propia familia, sea diligente cada cual en todas las cosas”.
Y si el esposo es cristiano, la amonestación paulina: “Y si alguno no tiene cuidado de los suyos, y mayormente de los de su casa, la fe negó y es peor que un infiel”. 1ra Timoteo 5:8.
Jóvenes, en proceso de contraer nupcias, ¿están preparados para esta tarea?
¿ACEPTAMOS Y RESPETAMOS A LOS AMIGOS DE NUESTRA PAREJA?
Deseamos empezar este trozo con la frase: “Mi libertad termina donde empieza la tuya”. Es natural que algunos amigos de la pareja sean antipáticos; algunos “cae bien” y otros bromistas, cada uno debe aceptar y entender a los amigos de su pareja a manera de no lastimar sensibilidades. Nunca encontraremos personas a nuestro gusto, habrá algunos, pero no todos.
Y es que el mandato es puntual: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Mateo 22:39. ¿Qué significa amarse a sí mismo? Para conseguir este doble propósito, la psicología expone: “Que es preciso el estado de completa aceptación por parte de nosotros mismos. De esta forma amarse a uno mismo implica poseer alta estima y seguridad personal”. En este contexto, estaremos aptos para aceptar y respetar a los amigos de nuestra pareja, o futuro cónyuge. Esta actitud refuerza los vínculos en pareja en un sentido de pertenencia que se ampliará a sus amistades, ¡tus amigos son mis amigos!
Finalmente Pablo exhorta a los novios: “Si se puede hacer, en cuanto esté en vosotros, tener paz con todos los hombres”.

Romanos 12:18. El sabio también expone:
“El hombre que tiene amigos, ha demostrarse amigo. Hay amigos más fieles que un hermano”. Proverbios 18:24.
Un tema tabú que deben discutir los futuros consortes es:
LA SEXUALIDAD HUMANA
¿Qué es sexualidad humana? “Es la capacidad de sentir y expresarse sexualmente. Esto involucra sentimientos y comportamientos biológicos, eróticos, físicos, emocionales, sociales y espirituales”. Wikipedia.
La pareja debe abrir un espacio de opiniones y consideraciones relativo a este tema; mejor si se discute en buenos términos.
Debemos comprender que la sexualidad humana está implícita en el tejido humano, una vez que Dios establece la procreación: “Y los bendijo Dios y les dijo: fructificad y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla”. Génesis 1:28. A partir de este enunciado, entendemos que el deseo sexual es voluntad divina, una vez que lo realizamos de una manera legal.
No obstante, el sufrimiento de Eva a dar a luz con grandes dolores, “a pesar de eso desearás el amor de tu marido”. Génesis 3:16. Esto no implica que la mujer sea sexualmente esclava de su marido; sino atender el deseo de ambos para evitar infidelidades:
“Que tu virilidad-energía, potencia- sea una bendición. Regocíjate en la esposa de tu juventud.

Que los encantos de ella y su tierno abrazo te satisfaga que sólo su amor sea tu deleite”. Proverbios 5:18 y 19.
Este trozo es por demás ilustrativo; describe el deseo sexual del hombre que se funde con el encanto y ternura de su pareja y ambos disfrutan en esa entrega espontanea que sólo el amor puede dar. Por eso, la versión DHH traduce: ¡Bendita sea tu propia fuente! ¡Goza con la compañera de tu juventud!
Posterior al matrimonio:
¿EN DONDE RESIDIRÁ LA PAREJA?
“Si alguno de ustedes deseando construir una torre, ¿acaso no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con que terminarla?” Lucas 14:28. Las palabras dichas por el Maestro, son de alto valor en el inicio de una empresa. Son aplicables también a todos los ámbitos de la vida, en donde se desea hacer una inversión, sea material y en el caso que nos ocupa es de ámbito familiar o más preciso aún, una pareja que desea emprender una relación y se contempla a corto o mediano plazo la unión legal a través del matrimonio. Por ello, los novios harán un cálculo de ingresos y egresos que demandará el mantenimiento del hogar. Esto no implica tener cuantiosas sumas de dinero en el banco; bastará que los ingresos fijos de la pareja suplan las diversas necesidades de casa. En el tiempo actual en que vivimos tan difíciles en la que destaca el alto costo de la vida, lo ideal es que ambos trabajen-en procura de su independencia- como exhorta el sabio: “más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo”. Eclesiastés 4:9. Así, se hace el balance para que al momento de consumarse el matrimonio, -de no poseer casa propia- tengan recursos para rentar un apartamento:
“Por eso el hombre dejará padre y madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser”. Génesis 2:24.

Este versículo desaconseja a los nuevos cónyuges ir en búsqueda de la casa de los suegros o familiares por no convenir a sus intereses de independencia y privacidad.
En el mismo contexto:
¿QUÉ HACER SI UN CONYUGE ES CRISTIANO Y LA PAREJA INCONVERSA?
La palabra de Dios previene a las parejas en vísperas de contraer nupcias que cuiden el aspecto de la fe. Con alguna frecuencia alguno de los dos es inconverso o incrédulo de las cosas de Dios, por lo que es preciso que, de una manera consensuada resuelvan esta parte. La amonestación paulina: “Si algún hermano tiene mujer infiel, y ella consciente en habitar con él, no la despida. Y la mujer que tiene marido infiel, y el consciente en habitar con ella no lo deje”. 1ra Corintios 7:12 y 13. La palabra infiel cotejada con la versión antigua, no se refiere a infidelidades de ninguno de los dos consortes. El adulterio no puede existir en una pareja unida por amor y bajo la dirección de Dios. La palabra infiel, hace referencia a alguien de los esposos que no es creyente o incrédulo, como lo expone la versión NVI: y si una mujer tiene un esposo que no es creyente, y el consciente en vivir con ella, que no se divorcie de él. Si el esposo de una mujer no cree en Cristo pero acepta vivir con ella, que la mujer no se divorcie de él”. 1ra Corintios 7:13. Ante esta disyuntiva, ¿que recomienda la palabra de Dios? “La razón es que, tanto el marido como la mujer que no son cristianos, quedan consagrados a Dios por sus respectivos cónyuges cristianos. Y de este modo nuestros hijos están consagrados a Dios, mientras que, en caso contrario serían inmundos”. 1ra Corintios 7:14 BLP.
“Porque ¿de donde sabes, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿o de donde sabes oh marido, si quizá harás salva a tu

mujer?” 1ra Corintios 7:16. ¿Y cómo se concreta este desafío de los esposos conversos de guiar a sus parejas no creyentes a Cristo?
A las esposos cristianos que tienen un deber moral de salvación de su pareja incrédula, la siguiente exhortación:
“Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer cómo a vaso más frágil, y cómo coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo”. 1ra Pedro 3:7. Una pareja que es tratada con dignidad, respeto y amor mantiene viva e inquebrantable la relación conyugal. El esposo creyente tiene ante sí un alma-su esposa- que precisa redención, ya que es coheredera de la vida eterna. Un testimonio coherente con sus actos, sus oraciones no tendrán impedimento y Dios hará la obra que la esposa sea también redimida.
La mujer cristiana también tiene un compromiso moral de guiar a su esposo incrédulo, hacia Cristo: “Así mismo, vosotras, mujeres, ser sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conversación de sus mujeres”. 1ra Pedro 3:1. Lo que infiere Pedro, es que bastará un buen testimonio de la esposa para despertar en él el deseo de incorporarse a los designios de Dios. Esta unidad espiritual fuerte e inquebrantable dará como resultado que los hijos de la pareja nazcan y crezcan bajo la bendición de Dios.
CONCLUSIÓN
La vida en pareja es muy compleja; se necesita determinado tiempo para la adaptación de ambos.
La educación o formación de los esposos contribuirá con relativa facilidad a resolver algunas crisis que se presenten.
En el diario vivir, indudablemente habrá errores de ambos; es normal. La importancia de los yerros es evitar su reincidencia.
El cultivo del amor, la fidelidad, la armonía, la paz y la confianza, deben ser los valores que refuercen los lazos del matrimonio.
El joven debe saber que “el que halló esposa halló el bien, y alcanzó la benevolencia del Señor”. Proverbios 18:22.
A la joven: “El marido es la cabeza de la mujer, así como Cristo es la cabeza de la iglesia; cómo la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo están a sus maridos en todo”. Efesios 5:23 y 24.
Concluído…
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