DECIMO MANDAMIENTO:
“No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.” Éxodo 20:17
Por Enrique Gordillo Mazariegos
Antes de concluir esta temática, deseamos resaltar aspectos importantes del noveno mandamiento- no hablarás contra tu prójimo falso testimonio- en el cual hicimos énfasis de la práctica cotidiana del chisme –murmuración, rumor, falsedad, enredo, etc.-
Difamación: – acto que desprestigia, ofende la fama, el honor de una persona-
Injuria; -agravio, ofensa, ultraje de palabra con intensión deshonrar, afrentar, envilecer, etc. –
La palabra de Dios condena toda persona practicante de la falsedad -Prov. 19:5; Rev. 21.8 etc.-
Al abordar el último punto de la ley moral “No Codiciarás” viene a nuestra memoria el caso ocurrido en el huerto del Edén. “Y mandó Jehová Dios al hombre diciendo: de todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres ciertamente morirás” Gen.2:16,17. Sin embargo, nuestros primeros padres tocados por la ambición de ser como “Dios” una vez seducidos por el diablo, –Gen.3:4,5– ignoraron el mandato del Señor.
“Y vió la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría;

y tomó de su fruto, y comió; y dió también a su marido, el cual comió así como ella” Gen.3:6. La codicia se consumó.
Una vez que la pareja resuelve quebrantar este mandamiento se manifiesta el pecado; “cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni el tienta a nadie; sino cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz al pecado; y el pecado siendo consumado da a luz la muerte” Santiago 1:1315. Por este acto de desobediencia se condenó a toda la humanidad. El Padre ofreció a su hijo en sacrificio para su redención. “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos seremos vivificados” 1ª Cor.15:22.
Y es que la codicia es un acto irreflexivo del hombre que conduce a la acción. La ambición no discrimina; los distintos estratos sociales, son víctimas de ésta. Personas esclavizadas por la codicia usan cualquier medio ilícito para conseguir su cometido. La ambición se “pinta” de cualquier color- posición económica, social, sentimental, etc–
Estudiemos el caso de David y Betzabé. “Aconteció el año siguiente, en el tiempo en que salen los reyes a la guerra que David y Joab y con él sus siervos y todo Israel destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Raba pero David se quedó en Jerusalén. Y sucedió un día al caer la tarde que se levantó David de su lecho y paseaba por el terrado de la casa real.
Y vió desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. Envió David a preguntar por aquella mujer,

y le dijeron: aquella es Betzabé hija de Eliam, mujer de Urías Heteo. Envió David mensajeros y la tomó; y vino a él y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia y se volvió a su casa” 2ª Sam.11:1-4.
Hemos exaltado la parte final del versículo uno porque una vez que David resuelve no ir a la guerra, la ociosidad –madre de todos los vicios,– lo sedujo a codiciar a Betzabé, mujer de singular belleza. La línea fina que existe entre el deseo y la acción, consumó el adulterio.
Y es que la naturaleza pecaminosa del hombre mantiene la tendencia de codiciar lo prohibido, “las aguas hurtadas son dulces, y el pan comido en lo oculto es sabroso” Prov.9:17. David perdió la cordura y su deseo lo arrastró al éxtasis de esta aventura con trágicas consecuencias.
En el órden económico, las sociedades del mundo viven inmersas en ambiciones desbordantes por poseer riquezas ilícitamente. La falta de valores, de empleo, carestía, desigualdades sociales, discriminación, etc, es caldo de cultivo que conlleva a codiciar lo ajeno. Lamentablemente estos actos riñen con las leyes establecidas por Dios -Rom. 13:2- y traen implicaciones cuyas secuelas son graves. “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. 1ª Tim.6:9,10.
La envidia también es una causa común que conduce a la avidez “Es cierto que al necio lo mata la ira, y al codicioso lo consume la envidia” Job 5:2. Cuando anteponemos nuestro resentimiento a la razón se desencadenan sucesos que ponen en evidencia la rabia por no poseer algún bien en forma legal. David ejemplifica este caso “En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies, por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos” Sal.73:2,3. David, como muchos sintió la frustración por no poseer la fortuna amasada por la gente irreverente, por eso, cuando el hombre conoce la sempiterna ley, – rica en valores- ésta regula sus acciones. “¿Que diremos, pues? ¿La ley es pecado? en ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado si no por la ley; porque tampoco conociera la codicia si la ley no dijera; no codiciaras” Rom. 7:7.
Un evento relevante en la antigüedad fue la toma de Jericó –por los israelitas– en donde destaca la prohibición de no tomar bienes materiales de la ciudad intervenida. “No tomen botín porque debe ser destruido. Si lo hacen, toda la nación de Israel sufrirá un gran desastre. Pero todo el oro, la plata y los utensilios de bronce y de hierro serán consagrados a Jehová, serán llevados a su tesorería “ Jos.6:18,19 VAD. Sin embargo, Acan – uno de los integrantes del ejército israelita – hizo caso omiso de la advertencia del Señor y a instancias de Josué confesó su maldad. “Y Acan respondió a Josué diciendo: verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así he hecho. Pues ví entre los despojos un manto babilónico muy bueno y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de 50 siclos, lo cual codicié y tomé; y he aquí que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda y el dinero debajo de ello” Josué 7:20,21.Por este hecho Acan con su familia fueron lapidados. Josué 7:24.
Contrario a lo expuesto en este relato algunas naciones dominantes, una vez que invaden otros países se manifiesta la codicia por saquear sus riquezasoro, plata, petróleo, etc. En este ámbito, presentamos el concepto de codicia del diccionario de Teología Harrison. “La codicia significa primeramente un deseo desmedido. Ha llegado a significar un deseo por algo que es inferior en grado, a un deseo por algo que pertenece a otro, en el plano de las cosas anteriores. En un sentido general significa todo deseo desordenado por posesiones mundanas tales como honores, riquezas, etc. En un sentido más restringido es un deseo de aumentar lo de uno apropiándose de lo que pertenece a otros.
Los grados de significados varían según la palabra particular usada en el contexto. Las siguientes son algunas de las más usadas: ganancia deshonesta,(Ex.18:21 ); Pleonexia: el deseo de poseer más de lo que uno posee (Luc.12:15 ) ;Avaricia (2ª P.2:14 ) ; philarguria: es un descontrolado amor por el dinero (1ª Tim.6:10 ). La codicia es un pecado grave. Se confunde con la idolatría” (Co.3:5) .
Opuesto a las implicaciones que conlleva codiciar, el libro de los Cantares nos ilustra en su narración poética la codiciable figura del Hijo de Dios. “Su aspecto como el Líbano, escogido como los cedros. Su paladar dulcísimo y todo El codiciable. Tal es mi amado, tal es mi amigo” Cant. 5:15,16. Esta bellísima inspiración del sabio expone algunos atributos de nuestro Redentor que lo hace apetecible como: humilde y manso- Mt. 11:29- La renunciación de su vida por los demás –Jn 15:13- .Santidad -1ª P.2:22-. Compasivo – Heb.2:17 etc.- estas son algunas de las cualidades del Maestro que debemos apetecer. ¡Un verdadero desafío! Pablo exalta algunos rasgos de nuestro Salvador: “Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Fil.4:8.
Reflexiones finales
En este espacio destacan amonestaciones y exhortaciones al pueblo de Dios, a apartarse de la codicia.
A la iglesia: “Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplo para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron” 1ª Cor.10:4-6
A las autoridades de la iglesia: “Porque es necesario que el pastor, como ministro de Dios sea irreprensible. -intachable, justo, inocente, virtuoso- etc. No debe ser arrogante y colérico no debe ser dado a la bebida ni a las riñas, no codicioso.” VAD. “Porque no adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo, el amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor” Rom.13:9,10. “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo estemos contentos con esto” 1ª Tim:6 6-8. 10
En la primera parte que comprende los ochos fascículos que concluyen hoy, dejamos pendientes dos interrogantes:
Primero: “Porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen” Ex.20.5.
Segundo: “Y que hago misericordia a los que me aman y guardan mis mandamientos” Ex.20.5,6.
Haremos un análisis del primer punto expuesto arriba, por cuanto reviste importancia esta severa amonestación que hace el Eterno a todos los que le aborrecen.
La versión al día exalta: “Cuando castigo a alguien por sus pecados, el castigo alcanza a sus hijos, a sus nietos, y a sus bisnietos” Ex.20.5 ¿Porque la enemistad tan marcada entre Dios y el hombre de pecado? Meditemos en lo que expone el sabio: “Más el que peca contra mí, defrauda su alma” Prov. 8:26. El alma según Enciclopedia En Carta expone: “El alma, es la psiquis, sentimiento, inteligencia, conciencia, comprensión, voluntad, etc.” Una vez que Dios declara que el hombre peca contra El, defrauda su alma; es fácil deducir que cuando la maldad se engendra en el hombre, arremete contra todos sus atributos –expuestos arriba–, a tal punto que la propia voluntad rinde culto al pecado; ofende a Dios y así mismo. Por eso concluye este versículo: “todos los que me aborrecen aman la muerte”-V.36.
Volviendo al versículo 5 de Éxodo veinte apreciamos que el castigo principia por la cabeza del hogar-el padre- y trasciende hasta los bisnietos. Asumimos que cada generación debe inculcar el temor a Jehová a su descendencia, como resalta el libro de Deuteronomio:
“Debes pensar constantemente en estos mandamientos que te doy este día, debes enseñarlos a tus hijos y hablar de ellos

cuando estás en casa, o cuando caminas con ellos; al acostarte y al levantarte” Det.6:6,7. VAD
Esta gran responsabilidad implica transmitir a la posteridad los valores éticos que contiene la ley moral para salir de la línea de iniquidad que hoy viven muchos. Definitivamente Dios no hace alianza con el hombre de maldad. Aquella frase que citan algunos predicadores : “Dios ama al pecador, pero aborrece el pecado” ¡No tiene apoyo bíblico!. Ese enunciado tuvo su origen en la mitología cristiana. El Señor no puede tener contacto con la maldad porque su pureza es absoluta.” Muy limpio eres de ojos para ver el mal” Hab.1:13. Sin embargo, cuando el hombre se propone romper esa carrera de inmoralidad consigue la misericordia divina. “Más El ama al que sigue justicia”. “Porque el que me halle hallará la vida y alcanzará el favor de Jehová” Prov. 15:9; 8:35.
Finalizamos esta parte compartiendo con usted un concepto claro y convincente, sobre este punto: “Hay un modo de quebrar esta invariable maldición que se transmite por el mal ejemplo: modificando la conducta para ser fieles al camino agradable al ojo del Eterno; que es lo mismo a decir cumpliendo sus mandamientos con fidelidad y amor, apartamos la maldición de nuestra existencia y la de nuestros descendientes” Fuente: “@Ser Judio.com”
“Y que hago misericordia a los que me aman y guardan mis mandamientos “Ex. 20:5,6
Concluimos esta temática, con el desglose del segundo fragmento; la promesa del Eterno de mantener su misericordia a todos los que le aman y guardan sus mandamientos – precepto, ordenanza, ley etc.-
El Señor Jesucristo en el desarrollo de su ejercicio ministerial dijo a los suyos: “Si me amáis guardad mis mandamientos” Jn.14:15. Esto, por supuesto no demandaba a su iglesia ninguna obligatoriedad de guardar su santa ley; era el amor que sentían por su Maestro que los seducía a guardar sus preceptos divinos. El Señor conociendo ese sentimiento de obediencia de sus apóstoles, ratifica lo expuesto en el versículo quince “El que tiene mis mandamientos y los guarda ese es aquel que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo le amaré y me manifestaré a el” Juan 14:21 En esta parte apreciamos las bendiciones a su pueblo por guardar su ley; ser amados del Padre, y la manifestación del amor del Hijo de Dios.
Una vez que el siervo de Dios obedece y resuelve guardar los preceptos divinos, es protegido por la misericordia divina “Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida” Sal.23:6. Y son cubiertos por la prosperidad Sal. 122:6. “Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Bendita será tu canasta y tu artesa de amasar, bendito serás en tu entrar y bendito en tu salir. Te confirmará Jehová por su pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios y anduviereis en sus caminos” Deut. 28:1, 6,9 Concluido.
LA IGLESIA DE DIOS Y SU TEMATICA.
Impactos: 34
Comentarios recientes