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“Todas las cosas me son lícitas, más no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, más yo no me dejaré dominar de ninguna”. 1ra Corintios 6:12

Antes de entrar al análisis de este estudio definamos la palabra política en sus diversas acepciones.

Política: “Teóricamente es una actividad cuyo fin es la orientación hacia un bien común”.  En efecto, en nuestra faena cotidiana en la prestación de diversos servicios como: maestros, abogados, vendedores, médicos, etc, hacemos política a través de la asistencia que brindamos a la sociedad.

Política social: “Es una rama del Estado que se ocupa de detectar problemas sociales, como: falta de empleo, pobreza, educación, etc, para buscar los recursos y medios técnicos que les den solución para el bienestar de toda la población”.

Política partidista: “De los partidos políticos o relacionado con ellos.  Son aquellos que anteponen sus intereses de su partido de la generalidad”. Entre otras definiciones de política sectarea encontramos esta que se adecúa a esta parte.  “Puñado de partidos que conglomera en cada uno de ellos, gente con una ideología específica generalmente determinada.  Es un juego de mitos o símbolos de un movimiento social de una institución o de un grupo.  De allí se desprenden las ideologías políticas de izquierda, derecha y centro”. 

De estos conceptos que expone el diccionario, haremos énfasis en la tercera que es la que ocupará este artículo.

Muchas son las agrupaciones religiosas que avalan según ellos, la participación de la comunidad cristiana en eventos partidistas.

Analizaremos cuatro aspectos importantes relacionados al carácter de este artículo.

Primero:

 ¿Aprueba la palabra de Dios la afiliación de los cristianos a un partido político?

Segundo:

 ¿Está en las manos de los servidores de Dios cambiar la historia o curso político de un país?

Tercero:

 ¿Deben los cristianos respetar las condiciones laicas de los Estados?

Cuarto:

 ¿ Cuál es la contribución de los hijos de Dios para el desarrollo de una nación?

¿APRUEBA LA PALABRA DE DIOS LA AFILIACIÓN DE LOS CRISTIANOS A UN PARTIDO POLÍTICO?

Tomemos como referencia que los partidos políticos manejan una ideología indistintamente entre ellos, preguntamos: ¿hay cabida en el terreno político para un cristiano que persigue fines altamente espirituales?  Definitivamente no.  Peor aún, cuando los que se involucran en actividades políticas partidistas buscan frenéticamente sus intereses, anteponiéndolos a los de la población.  Pablo, explica la inconveniencia de los servidores de Dios a no mezclar su fe con la política sectarea.  “Ningún soldado se enreda en los asuntos de la vida civil, porque de ser así no podría agradar al oficial que lo reclutó”. 2da Timoteo 2:4, versión NTB.  El apóstol utiliza la figura de un soldado para separar sus funciones de otras que no son de su competencia.  El papel del soldado una vez que recibe entrenamiento y equipo es, por ejemplo,  defender la soberanía del país de una agresión extranjera.  Hacer lo contrario, no agrada a la institución castrense que lo reclutó.  Esta simbología paulina se asemeja al siervo de Dios una vez llamado por Aquel, no puede defraudarlo enredándose en negocios ajenos.

Las iglesias que avalan la tesis que un cristiano puede participar en actividades políticas, toman como base el caso de José una vez que asume el papel de gobernador de la nación de Egipto.  Ese honroso puesto no fue producto de tráfico de influencias, ni adquirido mediante una suma de dinero, ni por haber contaminado su fe con las políticas de aquel país.  Fue voluntad divina que José desempeñara ese alto mando en Egipto.  Su contribución en favor de esa nación—y posteriormente a su familia—fue de carácter político social. Una vez que José revela a Faraón la crisis alimentaria que afligiría a Egipto—Génesis 41:17-37—Faraón delega en José esta delicada misión.  “Y él—José—juntó todo el mantenimiento de los 7 años que fueron en la tierra de Egipto, y guardó mantenimiento en las ciudades poniendo en cada ciudad el mantenimiento del campo y sus alrededores y acopió—acumulación de una gran cantidad de una cosa—trigo, como la arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número”. Génesis 41:48 y 49.  Dios dotó de sabiduría e inteligencia a José para que bajo su dirección la nación de Egipto encarara la hambruna que estaba por llegar. 

Los siervos del Señor si pueden incorporarse—sin comprometer su fe—en las políticas sociales en aras de una sociedad urgida de recursos. 1ra Corintios 10:24.

Finalmente José expresa: “Acérquense—dirigiéndose a sus hermanos—yo soy José su hermano, al que ustedes vendieron como esclavo para Egipto.  Pero no se aflijan ni se condenen por ello, porque era plan de Dios.  Dios me envió aquí antes que ustedes para preservar la vida, y la de nuestra familia”. Génesis 45:4 y 5 versión Al Día.

¿Cuál fue la actitud del Hijo de Dios sobre esta parte?

Una vez que Jesucristo viene a la tierra a cumplir su misión redentora, su pueblo—los judíos—estaban bajo la jurisdicción de Roma.  Esa nación lo mantenía sometido a través de un alto régimen de impuestos y restricciones en sus prácticas religiosas, entre otros.  No obstante, que ocasionalmente los judíos se rebelaban por las injusticias de ese país, Jesucristo orientó a sus discípulos a respetar las políticas sociales, económicas y religiosas de Roma.  Jamás el Maestro insinuó a los sus apóstoles a mezclar su fe a la política sectarea de Roma; antepuso su ejemplo.  “Otra vez lo pasó el diablo a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: todo esto te daré si postrado me adorares”. Mateo 4:8 y 9.  ¿Cuántos personajes de la vida política partidista tomarían con agrado una partícula de la oferta del diablo hecha a Jesús?  La mayoría cae de hinojos ante el diablo a cambio de saborear las mieles del poder y la gloria.  Y esto denota la falta de principios éticos de la mayoría que ejercen un cargo político en el Estado.

Volviendo al ofrecimiento hecho por Satanás al Maestro, categóricamente le responde.  “Vete, Satanás, porque escrito está: al Señor tu Dios adorarás y a El solo servirás”. Mateo 4:10.

Y es que el Señor Jesucristo en su calidad humana no estuvo exento de ofrecimientos para que ejerciera el poder como gobernante.  “Aquellos hombres entonces, como vieron la señal que Jesús había hecho, decían: este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.  Y entendiendo Jesús que habían de venir para arrebatarle, y hacerlo rey volvió a retirarse al monte, el solo”. Juan 6:14 y 15.  ¿Habría nación que no hubiese deseado ser gobernada por un hombre íntegro, santo, justo,  como el Hijo de Dios?  Jamás aceptó tales requerimientos.  Jesús conocía la maldad del hombre coronada por lo deshonesto; por eso expresa: “Gloria de hombres no recibo”. Juan 5:41.  Y sentencia: “Más yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros”. Versículo 42.  

Por aparte, a pesar de las instrucciones del Señor, a sus discípulos de obedecer y respetar las disposiciones de la nación romana, albergaban en sus corazones sentimientos de tristeza o tal vez de indignación por las arbitrariedades que sufría la comunidad judía que vivía bajo el sometimiento de ese país.  Por lo que se atrevieron a preguntar al Maestro: “Señor, ¿vas ahora a libertar a Israel de Roma y a restaurar la independencia de nuestra nación?”. Hechos 1:6. Versión Al Día.  Quizás pensaron que el Hijo de Dios demandaría al Padre una legión de ángeles para derrocar al imperio romano.  Los apóstoles eran judíos y conocían muy bien los hechos ocurridos antes; por ejemplo, la destrucción de Sodoma y comarcas sumidas en la maldad. Hasta ese momento debido a la impotencia y deseo de librarse del yugo romano, olvidaron la verdadera misión del Hijo de Dios de hacer libre al hombre del pecado.  Jesús responde a la pregunta formulada por los suyos.  “El Padre es el que señala esas fechas, y a ustedes no les corresponde saberlas”. Hechos 1:7.  En efecto, Israel consiguió su independencia en el año 1948.

Concluyendo esta parte, entendemos que el Hijo de Dios estuvo al margen de la política partidaria, contraria a ésta realizó obras de carácter social en todas sus dimensiones.  Antes de morir en la cruz del calvario, exclamó: “Mi reino no es de este mundo”. Juan 18:36.  O sea, que el Señor estaba completamente “divorciado” de todo lo terrenal por atender su obra salvadora.  

Ahora bien, alguien dirá: el Maestro por la calidad que poseía no fue posible mezclarse en políticas sectareas; pero sus siervos, sí.  Sin embargo, el apóstol Pablo ratifica lo vivido por el Hijo de Dios.  “Ni buscamos gloria de los hombres ni de vosotros, ni de otros”. 1ra Tes 2:6.  Y como servidores del Señor debemos seguir su ejemplo. 1ra Pedro 2:21.

¿Está en las manos de los cristianos, cambiar la historia o curso político de una nación?

La iglesia ha sido instruida a conocer sus límites.  Sabe que el mundo está bajo la sujeción de Satanás. 

“En los cuales el dios de este siglo segó el entendimiento de los incrédulos,

para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. 2da Corintios 4:4. 

Se explica así que en materia de política los gobernantes o reyes de la tierra no gobiernan con justicia por tener embotados sus sentidos.  Una vez que llegan al poder, son presas fáciles de ambición, falsedad, falta de compromiso, vanidad.  El profeta había establecido que la conducta humana no es coherente con sus acciones. “Reconozco, oh Señor, que el hombre ni es señor de su camino, ni el hombre que camina es capaz de afirmar sus pasos”. Jeremías 10:23. Versión RBA.  Las palabras del profeta evidencian la realidad que viven las distintas naciones con gobernantes disolutos que traicionan la confianza de los pueblos urgidos de paz, salud y bienestar.  Por eso Juan, ratifica lo expuesto por Pablo.  “El mundo entero está bajo el maligno”. 1ra Juan 5:19.

Por eso y muchas cosas más el servidor de Dios, no puede acceder a cargos de tinte político, por más que se esfuerce en poseer buenas intenciones— aunque existen rarísimas excepciones—el ambiente político lo absorbe hasta engullirlo.  Lo peor, compromete su salvación.  Entonces, ¿cuál es el papel del hijo de Dios?  Su posición está diametralmente opuesta a los intereses de este mundo.  Su verdadera lucha no es escalar puestos de carácter político; la pelea es contra las fuerzas del mal.  “Porque no estamos luchando contra poderes humanos, sino contra fuerzas malignas espirituales de tinieblas las cuales dominan al mundo”. Efesios 6:12. Versión DHH.  Es preciso que a través de la predicación muchas almas que deambulan en el pecado sean salvas de morir en el lago de fuego.  “A otros salvénlos del fuego y traten el resto con misericordia, pero, mucho cuidado, hay que odiar el pecado y rechazar hasta la ropa contaminada por la mala vida que ellos llevan”. Judas 23 versión PDT.  Este es el gran desafío de la iglesia de vivir lejos de la temporalidad de este mundo inmerso en la maldad.

Por aparte, no podemos alternar nuestro oficio eclesial con los de las facciones políticas.  “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o se llegará al uno y menospreciará al otro; no podéis servir a Dios y a las riquezas”. Mateo 6:24.

Definitivamente no está en el poder de los siervos del Altísimo Dios, cambiar el rumbo político de ningún país, por no ser de su competencia.

¿Deben los cristianos respetar las condiciones laicas de los Estados?

A continuación transcribimos un trozo de la prohibición expresa decretada en nuestra Carta Magna, de prohibir a toda persona que profesa la fe del evangelio a participar en eventos partidistas.

“La convicción religiosa personal no puede ser condicionante de la ejecución de la labor para la cual fue electa.  El funcionario o empleado, quien no puede anteponer sus convicciones al cumplimiento de sus obligaciones como no sea dejando el cargo o empleo.

El Estado de Guatemala es laico.  El derecho a la libertad de religión no está reconocida como garantía para el Estado, ni para los entes públicos que, siendo parte del mismo, comparten su condición de laico, no llama a profesar religión alguna como oficial, sino a respetar el ejercicio de las existentes.  De esa cuenta tanto para crear una ley como para cumplirla, ni el Congreso de la República, ni el Organismo Ejecutivo y Entidades Autónomas o Estatales, pueden invocar convicción religiosa alguna, por la sencilla razón de que no gobierna en función de religiones o creencias espirituales”. Fuente: Corte de Constitucionalidad.

¿Cuál es la contribución de los hijos de Dios para el desarrollo de nuestro país?

El siervo del Señor puede producir mucho más por su país que estar inserto a una organización política, en la cual destacan algunos puntos importantes a considerar.

a)”Ha de tener una familia modelo cuyos hijos obedezcan presta y silenciosamente”. 1ra Timoteo 3:4 versión Al Día.  

Partiendo de este mandato paulino, ¿qué clase de ciudadanos formaremos para que honren a Dios y a la patria? ¿Cuáles valores resaltan para vivir en paz con Dios y contribuir con el desarrollo de nuestra nación? Empatía, compromiso, gratitud, voluntad, altruismo, tolerancia, honestidad, responsabilidad, justicia y paz

“Y ustedes padres, no provoquen a ira a vuestros hijos, sino más bien edúquenlos con la disciplina y la instrucción que quiere el Señor”. Efesios 6:40.  Desde luego, con el ejemplo de los padres.  “Porque yo lo he escogido para que mande a sus hijos y a su casa después de él, que guarden el camino del Señor, haciendo justicia y juicio”. Génesis 18:19, versión LBLA.

b)”Pagad pues, a César lo que es del César”. Mateo 22:21

En este aspecto, Pablo exhorta a ser responsables en el pago de nuestros arbitrios, “por lo cual es necesario que estén sujetos a las autoridades, no solamente por la ira, más aún por la conciencia”. Romanos 13:5.  A veces nos irritamos por cumplir con este deber con el Estado, pensando, ¿qué harán con nuestros impuestos?  “Porque por esto pagáis también los tributos, porque son ministros de Dios—las autoridades—que sirven a esto mismo.  Pagad a todos lo que debéis” -Iusi, boleto de ornato, Iva, impuesto de circulación y màs-.  “Al que tributo, tributo; al que pecho, pecho; al que honra, honra”. Romanos 13:5-7.  La versión Al Día expone en el versículo 7, “cumple con alegría tus obligaciones; paga los impuestos y las contribuciones, obedece a tus superiores, y honra y respeto a quienes haya que honrar y respetar.

Por aparte, el versículo 8 de este capítulo 13, manda a mantener íntegro nuestro testimonio delante de Dios y de los hombres.  “No debáis a nadie, nada”.  El siervo de Dios está comprometido a mantener limpia su imagen, no solo en ese punto, sino en todos los ámbitos de la vida.

c)Orar por nuestros gobernantes

Conociendo que como servidores del Altísimo que las naciones—incluyendo la nuestra, Guatemala—atraviesa en la actualidad, verdaderas crisis políticas económicas y sociales; nuestro deber es suplicar al compasivo Dios que ilumine la mente de nuestros gobernantes para que superen crisis, incluso institucionales que afectan la paz, la economía , el bienestar, y el desarrollo del país.  Por eso Pablo demanda: “Amonesto pues, ante todas cosas que se hagan rogativas, oraciones, peticiones, hacimiento de gracias, por todos los hombres; por los reyes—gobernantes—y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”. 1ra Timoteo 2:1 y 2.  Si nuestras súplicas son saturadas de fervor y fe, nuestro Hacedor puede cambiar el rumbo de nuestro país.

Conclusión

En nuestra condición de itinerantes—que va de un lugar a otro sin permanecer mucho tiempo fijo en un mismo lugar—como servidores del Señor, mantenemos fija nuestra vista en alcanzar y poseer la patria celestial, siguiendo la línea trazada por los siervos de Dios en la antigüedad.  “Todas las personas que hemos mencionado murieron sin recibir las cosas que Dios les había prometido.  Pero como ellos confiaban en Dios, la vieron de lejos y se alegraron, pues sabían que en este mundo ellos estaban de paso, como los extranjeros”. Hebreos 11:13 y 16; Juan 18:36, versión TLA.  La versión RVA traduce: “Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido las promesas, sino mirándolas de lejos y creyéndolas, y saludándolas, y confesando que eran peregrinos, y advenedizos sobre la tierra. Hebreos 11:13.

Además, el versículo 14 remarca: “Es obvio que si hablaban así era porque tenían los ojos fijos en su verdadera patria.  Si no, fácil les habría sido entregarse de nuevo al disfrute de los deleites de este mundo”. Hebreos 11:14 y 15.

Así, conociendo que el Reino que buscamos no pertenece a este mundo,–Juan 18:36—, ¿por qué enredarnos en esta vida en cosas insignificantes, que pueden desviarnos de nuestro gran objetivo? Recordemos que  nuestra función es dogmática, y no de ninguna organización partidaria.

Concluído…

LA IGLESIA DE DIOS Y SU TEMATICA

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